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Ciudad Acuña, Coahuila, México | 24 de Abril del 2024

Lo que el mundo debe hacer para impulsar el crecimiento

El siguiente artículo de opinión del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Tim Geithner, apareció en la edición web del 8 de septiembre del periódico Financial Times.

El texto completo del artículo sigue a continuación y es de dominio público. No hay restricciones a su republicación.

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Lo que el mundo debe hacer para impulsar el crecimiento
Por Tim Geithner

La economía mundial está pasando por una segunda desaceleración en esta recuperación de la crisis financiera de 2008 y 2009. La cuestión no es si tenemos la capacidad económica o financiera de actuar para fortalecer el crecimiento, sino más bien si tenemos la capacidad política para tomar las decisiones acertadas.

Los problemas que han provocado la desaceleración los precios del petróleo, el desastre en Japón, la crisis en Europa son lo suficientemente graves como para ser un peligro incluso si se hubieran producido durante una etapa de expansión global. Pero ahora son más peligrosos porque se producen en momentos en que el mundo aún no ha superado la crisis financiera y por el temor general a que las restricciones políticas impedirán a los gobiernos y los bancos centrales actuar con sensatez con las herramientas disponibles.

Dadas las tasas de interés tan bajas en las principales economías, los déficit presupuestarios engrosados por la crisis y los desequilibrios financieros de la crisis que sólo se han resuelto parcialmente, hay límites a lo que las políticas pueden hacer para contribuir a fortalecer el crecimiento.

No obstante, los mayores obstáculos a la acción en las principales economías desarrolladas ahora tienen menos que ver con las realidades económicas y más con la parálisis política, los temores equivocados acerca de la inflación y el riesgo moral y el descontento injustificado con la eficacia de herramientas fiscales tradicionales, como la reducción de impuestos y la inversión para fomentar el crecimiento.

Las tres cosas más importantes que tienen que suceder para que la economía mundial recupere el impulso son las siguientes: En primer lugar, Estados Unidos debe tomar medidas para fortalecer el crecimiento y el empleo. El presidente Barack Obama insistirá en [que se adopte] el plan sustantivo de medidas para las inversiones públicas, los incentivos fiscales y puestos de trabajo concretos que dará a conocer esta noche, junto con una mezcla equilibrada de reformas fiscales destinadas a restaurar la sostenibilidad fiscal a medio plazo.

En segundo lugar, Europa ha de tomar medidas más enérgicas destinadas a generar confianza en que puede resolver su crisis y en que lo va a hacer. Esto exige que los gobiernos trabajen juntos y en conjunción con el Banco Central Europeo para alcanzar un compromiso inequívoco dirigido a apoyar el sistema financiero de Europa y a garantizar que los gobiernos puedan solicitar préstamos a tasas de interés sostenibles a medida que llevan a cabo sus reformas. Finalmente, China y otras economías emergentes tienen que seguir fortaleciendo la demanda interna y permitir que sus tipos de cambio se adapten a las fuerzas del mercado.

A principios de 2009, el mundo mostró una señalada unidad y desplegó una fuerza financiera excepcional para rescatar la economía global. Ahora los retos son diferentes y no se pueden afrontar de modo realista repitiendo esa respuesta mundial coordinada de estabilización financiera y estímulos fiscales y monetarios.

Sin embargo, el imperativo sigue siendo el de fortalecer el crecimiento económico. La política fiscal en todas partes tiene que estar guiada por los imperativos del crecimiento. En donde los déficit y las tasas de interés sean demasiado altos, los gobiernos no tienen más remedio que consolidar. En donde la situación fiscal sea más fuerte y los tipos de interés bajos, algunos países tendrán espacio para adoptar medidas que apoyen el crecimiento, y otros pueden al menos reducir el ritmo de consolidación. En donde sean necesarias más reformas fiscales para alcanzar la sostenibilidad a largo plazo, el énfasis debe estar en cambiar las políticas que tengan efecto a medio plazo.

En cuanto a la política monetaria, dado el crecimiento más lento y los precios más bajos del petróleo, los riesgos de inflación son, en promedio, menos agudos, aunque no en todas partes. Esto significa que algunos bancos centrales seguirán flexibilizando sus políticas, mientras que otros mantendrán las tasas bajas durante más tiempo y desacelerarán el ritmo de los controles previstos. Ninguno de los principales bancos centrales se ha quedado sin munición. La reparación y reestructuración de los sistemas financieros tiene que acelerarse donde se haya retrasado. Los países que inyectaron más capital en sus sistemas bancarios a principios de la crisis están en mejores condiciones para respaldar la recuperación. Aquellos que no lo hicieron deben tomar medidas más robustas ahora.

Las reformas financieras destinadas a prevenir la próxima crisis tienen que diseñarse y ponerse en marcha de manera que no agraven la desaceleración. Tenemos que avanzar más en el reequilibrio de la demanda mundial, con una subida más amplia y más rápida del remnimbi y demás políticas necesarias para fortalecer el consumo interno en China y en otras economías emergentes con grandes superávits externos.

El pronóstico no es del todo aciago. Los precios del petróleo han bajado hasta cierto punto, lo cual ha aliviado las presiones sobre los consumidores y las empresas. El crecimiento en los mercados emergentes sigue siendo bastante robusto. La mayoría de los analistas del sector privado esperan que el crecimiento en Estados Unidos sea más robusto en los próximos trimestres que durante el primer semestre de este año. El FMI espera que la economía mundial en su conjunto continúe su expansión a un ritmo moderado.

No obstante, los riesgos de atravesar un largo período de crecimiento relativamente débil son importantes, y tiene sentido para los responsables políticos tomar las medidas necesarias para reducir el riesgo de que se produzca ese resultado. Una de las lecciones más importantes de la historia de las crisis financieras es que la voluntad política de actuar para asegurar la recuperación se desvanece con demasiada rapidez a la luz de los costos políticos de la respuesta inicial y el optimismo inicial sobre el crecimiento. Esta fue una crisis terrible. La recuperación siempre iba a ser lenta y frágil, y tardaría tiempo. Nos queda más trabajo por hacer. Nos irá mejor si lo hacemos juntos.

[Timothy Geithner es secretario del Departamento de Tesoro de Estados Unidos].

(termina el artículo)

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Etiquetas: comercio, crisis, EEUU, Geithner