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Ciudad Acuña, Coahuila, México | 27 de Abril del 2024

Remedios Varo, sabiduría que es poesía: Juliana González

***Llegó a México a fines de 1941 y fue aquí donde realizó su obra más importante

Remedios Varo llegó a ser, dice el poeta Alberto Blanco, lo que imaginaba: la mujer de cabellera líquida en cuya cabeza llamean todos los ensueños. “A pesar del éxito, los catálogos y los homenajes, Remedios Varo vivió siempre sola y —para su crédito— acabó por entenderlo y aceptarlo así: a partir de esta difícil resignación —que le llevó más de la mitad de su vida reconocer— construyó una obra magnífica desde la gavia de su soledad”.

El 8 de octubre se cumplieron 47 años de la partida de esa mujer que ahora es considerada como una de las pintoras más importantes de Iberoamérica. María de los Remedios Varo Uranga nació el 16 de diciembre en Gerona, España. Fue hija de padre andaluz, Rodrigo Varo y Zejalvo, y de madre vasca, Ignacia Uranga y Bergareche. Conaculta rinde homenaje a una de las pintoras más importantes de Iberoamérica.

Contaba Walter Gruen, última pareja sentimental de la pintora y su principal mecenas en México, que Remedios Varo leyó muchísimo desde temprana edad, frecuentaba los libros científicos de su padre y su hermano mayor, por lo que desarrolló una gran capacidad matemática y pasión por el dibujo.
Remedios Varo llegó a México a fines de 1941 y no tuvo su primera exposición individual sino hasta1956, entre el 25 de abril y el 15 de mayo, en la galería Diana, que se encontraba en Paseo de la Reforma, cerca del cine Chapultepec. Tuvo tanto éxito, que en esa época un banquero fue a visitarla para encargarle un mural sobre la historia de la banca. Después de unos momentos de reflexión, Remedios varo dijo: “Sí, se podría hacer. Me imagino a un hombre a la entrada de su caverna con un montón de huesos que está protegiendo con un gran mazo”. El interesado no volvió a presentarse.

Antes de esa exposición, Varo sólo había hecho algunos óleos, gouaches y dibujos a tinta y a lápiz, pero principalmente dedicaba su tiempo a realizar trabajos de publicidad y decoración de interiores para ganarse el sustento. Durante los 15 años que transcurrieron entre su llegada al país y su exitosa “presentación” al público fue, salvo para un estrecho círculo de amigos, una desconocida.

Remedios Varo llegó a México huyendo del nazismo con su compañero, el poeta francés Benjamín Péret, miembro fundador del grupo surrealista. Ellos se conocieron en octubre de 1936 en Barcelona, a donde Péret había llegado un par de meses antes para sumarse a los voluntarios que luchaban en favor del gobierno republicano. Unos meses después, Péret tuvo que volver a Francia porque en España su filiación troskista volvía riesgosa su situación y Varo decidió seguirlo.

En Francia, a través de Péret, conoció a André Breton y participó en las actividades del grupo surrealista. Al igual que muchos de ellos, en 1940 tuvo que trasladarse a Marsella cuando los alemanes ocuparon París. Más tarde, en 1941, llegaron a México, pero mientras Péret regresó a Francia en 1947, Remedios decidió quedarse y a finales de ese año viajó a Venezuela en compañía del piloto francés Jean Nicolle como parte de una expedición científica organizada por el Instituto Francés de América Latina.

Varo volvió a México a comienzos de 1949, y no mucho tiempo después se encontró con el austriaco Walter Gruen, un exiliado que llegó a México en 1942. En 1952 se convirtieron en pareja y Gruen la convenció de que se concentrara en pintar y le proporcionó la estabilidad económica necesaria para ello. La historiadora del arte Teresa del Conde, asegura que ese fue el periodo más rico de su vida creativa, mientras estuvo en México.

La investigadora Janet Kaplan ha dicho que como pintora de caballete extranjera, Varo se situaba fuera de las tendencias dominantes en la producción artística mexicana. “Su visión de madurez empezó a aparecer precisamente en el momento adecuado, a principios de los cincuentas, cuando la producción de los muralistas empezaba a debilitarse. Una vez establecida como parte de la floreciente comunidad artística de exiliados en México, participó con quienes buscaban superar el candado hegemónico de mexicanidad, machismo y muralismo que había definido al movimiento moderno mexicano durante décadas.

“[…] Entre las contribuciones de Varo al surrealismo se encuentra su nueva visión de la creatividad en la que la mujer es sujeto activo más que objeto pasivo o musa catalizadora de la creatividad de otro. Varo ofreció una iconografía alternativa específicamente contraria a la teoría tradicional surrealista definida por los hombres, en que el poder revolucionario de Eros utiliza a la Mujer como correa de transmisión para el Hombre. En cambio, la obra de Varo se basa en la psicología de la mujer y en experiencias en que su acceso a lo maravilloso depende del yo como agente activo, sin necesidad de desplazamiento erótico”.

Fue tal el impacto que logró con su trabajo creativo, que sobre Remedios Varo han escrito creadores como André Breton, Benjamín Péret, Octavio Paz, Roger Caillois, Eugenio Granell, Emmanuel Guigon, Janet Kaplan, Ramón Xirau, Julio Ortega, Juliana González y Gonzalo Celorio, entre muchos otros.

El ascenso de su fama y la revaloración de su obra comenzaron inmediatamente después de su muerte. La manifestación más palpable de ello tuvo lugar al año siguiente. Del 3 al 31 de agosto de 1964 el Museo de Arte Moderno presentó la primera gran retrospectiva de la obra de Remedios Varo, compuesta por 128 piezas.

Los 10 ó 12 mil pesos que costaba un cuadro suyo a comienzos de los años sesenta parecen irrisorios frente a los precios que hoy alcanzan. Sólo por dar un ejemplo, en 2007, la casa Christies’s vendió la obra Exploración de las fuentes del río Orinoco en un millón 273 mil dólares, con lo que se estableció un récord mundial de venta en subasta para una obra de esta artista.

Sobre lo enigmático de su obra, el sociólogo y escritor francés Roger Caillois asegura que Remedios Varo se la pasó luchando para fundir los mítico con lo científico, lo sagrado con lo profano. “Su madre le enseñó a temer al demonio y su padre a respetar la razón. El misticismo alemán, los cantos gregorianos, la alquimia del medievo, las teorías sobre la reencarnación de G. I. Gurdjieff, la pintura de Hieronymus Bosch, fueron ciertamente sus fuentes. Pero también la astronomía, la física, las matemáticas, la ingeniería, la biología y el psicoanálisis”.

El ex director del Museo de Arte Moderno, Luis Martín Lozano, considera que aún hay mucho por investigar en torno a Remedios Varo. Por ejemplo, asegura que todavía se ignora cuántas obras produjo entre 1926 y 1935 y si aún se conservarán en alguna parte. Ella nunca se preocupó mucho por su obra ni le interesaba el renombre.

Para la doctora en filosofía Juliana González, en Remedios Varo, el arte es sin duda redentor. “Pues él es más que un arte: es sabiduría, práctica de purificación y es instrumento de percepción y conocimiento. Es talismán. Aunque es cierto también que en Remedios Varo, la sabiduría es más que sabiduría: es poesía, es juego imaginario y arte puro”.

MAC

Etiquetas: CONACULTA, México, pintura, Remedios Varo


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