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Ciudad Acuña, Coahuila, México | 26 de Abril del 2024

México es un país de grandes desigualdades y profundos contrastes.

discurso pronunciado en la ceremonia conmemorativa del natalicio de Don Benito Juárez el 21 de marzo en ciudad Acuña, Coahuila

A más de 200 años del inicio de la Guerra de Independencia continuamos extraviados en el Laberinto de la Soledad, mientras se nos diluye La Suave Patria, y atónitos contemplamos los retazos de una Revolución Interrumpida.

…Autoridades de los tres niveles de gobierno, Maestros.:, Compañeros.:, Q.:H.:, niñas, niños y jóvenes estudiantes, profesores, ciudadanos y público en general.

Hoy a un poco más de 100 años del comienzo de la Revolución Mexicana de 1910 que encabezó Francisco I Madero, tenemos el alto honor de contar entre nuestros connacionales, al Hombre más Rico del Mundo – Carlos Slim-, cuya fortuna fluctúa entre los 74 Mil Millones de Dólares.

Los hombres y las mujeres más ricos de los países más poderosos del orbe – en EEUU, Bill Gates, en Francia, Berdard Arnault, o Amancio Ortega de España, o Karl Albrecht de Alemania, el país más poderoso de Europa, o Masayoshi Son, de Japón, ven perplejos, cuando no están haciendo negocios, el misterioso origen de la generación de tanta riqueza, en un pueblo donde la pobreza es patente.

En profundo contraste, en México tenemos, también, el alto honor de contar entre nuestros connacionales a integrantes de 56 etnias indígenas, consideradas los más pobres entre los pobres del mundo.
Riqueza exultante y el oprobio de la miseria, campean en el ánimo de la nación.

Sin hacer caso de posiciones políticas que consideran que hay en México entre 40 y 50 millones de pobres, conmueve saber, que si los indígenas son los más pobres de los pobres, entonces hay entre 8 y 12 millones de mexicanos que se levantan cada día sin saber si tendrán el alimento de ellos o sus hijos, ya no se diga la medicina para sus enfermedades, o los libros y cuadernos para su educación.

El número preciso de indígenas varía según la fuente. Así, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en México hay 8 millones 381 mil 314 indígenas; mientras que según el INI y el Consejo Nacional de Población (CONAPO) hay 12 millones 707 mil. Hasta en los datos censales hay desacuerdos.

De una de estas etnias que aún perviven, la zapoteca, en el estado de Oaxaca, nació un 21 de marzo de 1806, Benito Pablo Juárez García, un niño que a los tres años quedó huérfano de padre y madre y a los 12 años de edad no hablaba ni entendía todavía el castilla, esto es el idioma español.

Sin embargo, a pesar de esos atrasos sociales de su tiempo, Benito Juárez fue un niño excepcional, gracias a su esfuerzo personal, a su interés en la educación, mucha de esta autodidacta, pudo escribir y hablar ya en su madurez, latín, ingles, francés y por supuesto buen español.

Estudió en un seminario y pudo ser párroco, pero su repulsión hacia los fueros y privilegios de los religiosos lo alejaron de la carrera eclesiástica, donde se pudo graduar a pesar de no tener dinero, requisito indispensable en su tiempo.

Se graduó finalmente, en jurisprudencia, gracias a su esfuerzo personal, a circunstancias históricas, y al apoyo de miembros de algunas logias masónicas.

Incursionó en la política, en la educación, el arte, la filosofía y se encumbró hasta alcanzar la máxima magistratura del país: ser Presidente de México.

Pero hoy no estamos aquí para recordarlo por eso, de ser así haríamos una ceremonia cívica para recordar a cada uno de los 64, algunos han dicho que 65 y según otros 66 presidentes: 38 Constitucionales y 28 Interinos y Provisionales, que ha tenido nuestro país.

Voltear al pasado solo para añorarlo no nos sirve.

Estamos aquí para reconocer y valorar la obra personal del indígena, del mexicano superior, del gobernante recto, del patriota inconmovible, del ser humano distinguido, el esposo y padre amoroso, del hombre firme, del gobernante que hizo de la austeridad y la puntualidad su divisa, el magistrado respetuoso de la ley, el adalid de la legalidad y el defensor de la libertad y la soberanía nacional.

Estamos aquí para reconocer a Benito Juárez, al político que sin apoyo del Congreso, enfrentó con éxito la Guerra de Tres Años, la pérfida invasión extranjera del ejército del país más poderoso del mundo, de ese entonces, y el intento europeo de hacer de México una monarquía de sangre desvaída de tintes germánicos.

Benito Juárez gobernó, en ese periodo de crisis nacional, con mano firme, de manera itinerante, amparado en la Constitución, apoyado por hombre libres, letrados y de buenas costumbres, a más de valerosos y patriotas.

Viajando en un carruaje que en el polvo del tiempo, lo llevó de México a Nuevo León y Coahuila, de Chihuahua a Veracruz, mientras mexicanos traidores, apoyaban a un emperador traído de Austria, al que se pagaba un millón de pesos, se le entregó un palacio y se le generó una costosa corte de palafreneros y bufones.

A todo esto y más enfrentó Juárez con decisión, apoyado por hombres de valor y de honor, además de contener, firmemente, a la alta Jerarquía de la Iglesia que luchaba, al lado de los conservadores, por mantener incólumes, El Viático, sus fueros y privilegios.

Pero ¡ basta de historia, que aquí hay maestros y alumnos más cultos que el que esto expresa¡
Mexicanos… la pregunta que nos hacemos hoy es: ¿Qué lecciones del legado de Juárez podemos aplicar en este México tan dividido, tan pobre , tan inseguro y tan convulsionado?

¿Qué banderas de las que enarboló Juárez debemos levantar hoy los políticos, los periodistas, los ciudadanos, en general?

Don Benito Juárez rompió paradigmas. Expidió decretos avanzados para su tiempo, incomprensibles en sus alcances para amigos y oponentes a pesar de sus luces.

En base a la Constitución, siempre aplicó la ley y defendió la legalidad en un territorio convulsionado por la guerra y la miseria, en el que los valores como la honestidad, la responsabilidad, la puntualidad, la rendición de cuentas, la transparencia eran estorbos para muchos, como lo son ahora.

Mexicanos ¿a dónde debemos mirar para encontrar al adalid que rescate a nuestra nación de la miseria, de la desigualdad y de la corrupción?

¿ Qué legado debemos heredar a las futuras generaciones?

Benito Juárez con sus principios, debe ser el faro para guiarnos a buen puerto, la luz para enderezar el camino de la nación, que debe avanzar guiada por valores cívicos, en justicia, en legalidad, fortaleciendo la educación, defendiendo al estado laico, en el cual las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión ni las creencias religiosas influyen sobre la política nacional.

México no es, aún, un país con religión oficial, no debemos permitir ningún concordato, pues el clero no puede ni debe influir en asuntos de Estado.

Mexicanos: hoy debemos recuperar la austeridad republicana. “Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad”.

Mexicanos “No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes”.

Mexicanos, “No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”.

El legado de Benito Juárez es muy amplio: bástenos por hoy recordar que: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Pero sobre todo, debemos recordar siempre de consuno con Benito Juárez, que “Los hombres no son nada, los principios lo son todo”.

Mexicanos: por hombres como Benito Juárez la fama y la gloria de México no pasará jamás.

Es cuanto.

Etiquetas: 21 de marzo, Benito Juárez, ceremonia


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